Cuando el calor no duraba tanto y el verano no era tan largo, el otoño era la estación del entretiempo, de los descensos de las temperaturas y de las lluvias que remojaban los bosques, reavivaban los olivos y hacían crecer las setas. El otoño representa volver a los platos de cuchara: las sopas, las escudellas, las cremas de verduras, las legumbres estofadas, las patatas con jugo, las carnes guisadas… Vienen ganas ya de volver a saborear los platos calientes.
Recordamos cuáles son las verduras de verano que todavía podemos encontrar: la cebolla, las zanahorias, las judías verdes y el calabacín, que se acaban a media estación, aunque los sigamos encontrando en las tiendas y los mercados. Es el tiempo de recolección de las verduras de la familia de las solanáceas: las berenjenas, los pimientos, los tomates y las patatas (que es ahora cuando están más gustosas). Es propio de esta época el boniato y una variedad de calabaza de otoño que tiene la piel gruesa. Pero las verduras más típicas son las de la familia de las crucíferas: las coles, la coliflor, el brécol o las coles de Bruselas, que contienen compuestos anticancerígenos. Otros vegetales que podemos degustar en esta estación son las espinacas, los espárragos verdes, las acelgas, el hinojo, el apio, los nabos y los puerros. A finales de otoño aparecen las endibias (las de cultivo, no las de invernadero), las escarolas y las lechugas. Así pues, podemos disfrutar de una gran variedad de verduras de hoja verde que contienen mucha agua, poquísimas kilocalorías y una gran cantidad de ácido fólico. Y no podemos hablar de esta estación sin mencionar las setas: robellones, perrechicos, champiñones, chantarelas, rebozuelos, higróforos… Todo un mundo de sabores que nos regala fibra, vitaminas y minerales. Las setas son un primer plato delicioso, el acompañamiento ideal para las carnes y una oportunidad para disfrutar de platos diferentes como, por ejemplo, la tortilla de champiñones o los canelones de setas, o para añadirlos a los arroces.
En cuanto a las frutas de otoño, aprovechamos el final de temporada del melón, la sandía, la uva, los higos y las variedades de melocotones; así como los frutos silvestres (las frambuesas, las moras y los arándanos). Septiembre es la época de la variedad de pera blanquilla y de la manzana golden. Más adelante llegan la granada, el membrillo y el caqui. Y cuando la estación avance, podremos empezar a probar los primeros cítricos.
También es indispensable hablar de la aceituna, que se recolecta durante estos primeros meses para llevarla al molino y elaborar el aceite, y de los frutos secos, la imagen por excelencia del otoño: castañas, almendras, avellanas, nueces y piñones. Con esta materia prima se harán los tradicionales panellets, tan populares en esta estación. Los platos de L’Atlàntida para esta nueva estación incluyen muchos de estos productos de proximidad, que ya podéis venir a degustar a nuestros establecimientos.